lunes, 14 de marzo de 2011

Una de fantasmas

Parece ser que hay un fenómeno que se llama alucinaciones por aprendizaje, y que viene a consistir en una especie de contagio, en la que una historia se va transmitiendo de unos a otros hasta que la gente la empieza a vivir y a visualizar.

Este fenómeno viene a ser algo así como que a uno le dicen que en la carretera tal se aparece una mujer joven, desnuda y que lo que busca es que te estrelles al mirarla, y acabas viéndola y saliéndote en la curva.

Estaba escuchando un programa de radio sobre este y otros fenómenos cuando dejé el coche en el garaje. Un corto trayecto en el ascensor y la puerta se abrió en el descansillo de mi casa.

Oí, lo juro, un tintineo que se me hizo al del unas cadenas. Nada que ver con un edificio de viviendas construido arrancando el s. XXI.

La primera reacción fue la de buscar con celeridad, pero manteniendo la dignidad, el pulsador de la luz, no fuera a ser que el fantasma del pasado me estuviese buscando.

Con el clic del pulsador volví a oír la “cadena”, que no era otra cosa que mis llaves chocando débilmente entre sí. Una cadena de llaves que llevaba colgando, y que no había reconocido inmediatamente.

Podéis reíros, pero quién no ha salido de un ascensor y ha sentido el aliento de una alimaña en su nuca…

Sed felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario