viernes, 4 de marzo de 2011

Acoso docente

Cuando los docentes se ensañan en los hijos por las discrepancias con los padres, estamos ante acoso docente.

Esto es lo que parece que está pasando, de acuerdo con la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos, en un colegio de Sevilla, en el que a dos alumnas se les ha negado el título de ESO por no haber cursado las asignaturas de Educación para la Ciudadanía.

Y es que no hay derecho que se castigue a dos niñas por las decisiones de sus padres. Son ellos los que no quisieron que sus hijas fueran adoctrinadas en los principios de la Democracia, la Constitución, el sistema de partidos, la igualdad de género, o los nuevos modelos de familia.

Una persona decente no puede permitir que sus hijas puedan pensar que tienen los mismos derechos que un hombre, o que sencillamente cuando su marido la corrija físicamente por sus fallos, pueda pensar que está siendo maltratada.

Estos padres, y la federación a la que pertenecen, piensan que tienen todo el derecho a negarse a que a sus hijas les enseñen principios relativistas, cuando sabemos todos que sólo hay una moral verdadera y que los demás se verán de cabeza en los dominios de Satanás.

La asignatura del Diablo, sólo va  darnos una caterva de hijos desviados e hijas disolutas, que tanta libertad, no es compatible con una moral adecuada a la persona. Mujeres que se enfrentarán a sus maridos y provocarán la ruptura de las familias. Unos hijos que al no tener un referente claro, acabarán en la corrupción más absoluta del alma, la sodomía y la perdición.

Lo que hacen estos maestros es vengarse de un modelo de familia que sólo una minoría de valientes están dispuestos a defender por su Patria y por su Fe.

Suerte que los demás creemos que debe enseñarse a los niños los principios de Libertad y Democracia, que hombres y mujeres tienen igualdad de derechos y deberes, o que la sociedad ha cambiado e incorporado a nuestra normalidad a familias que nos se componen de un padre, una madre y la caterva de hijos.

Siento que aquí las niñas son unas victimas, no de los profesores, sino de unos padres retrógrados que no ven el daño que le han hecho a sus hijas. O, no.

Sed felices.

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