domingo, 30 de agosto de 2009

Crack


¡Crack!

El sonido era un claro indicador de que algo no iba bien.

La mano del niño se apartó tímidamente de la tapa que con titánica fuerza había intentado cerrar. Este Hércules sorprendido, miró rápidamente a la puerta del despacho para cerciorarse de que nadie en el Cosmos, salvo él había escuchado el crujido anunciante de una muerte anticipada.

El niño no sabía quién era Arquímedes, pero al subir la tapa observó que el lápiz de su padre estaba impidiendo su trabajo. Retiró el lápiz con cuidado, para que no se rompiese y volvió a cerrar la tapa.

Una sonrisa de éxito apareció en su cara. Cual Hércules finalizando un trabajo el niño se sintió satisfecho con la misión. La tapa estaba cerrada y por fin podía ponerse a jugar en la computadora familiar.

A la mañana siguiente, cuando el padre fue a encender su portátil, una zona muerta en la pantalla anunciaba la muerte del dispositivo. Muerto a manos de un infante, por gracia de un lápiz y las leyes de la palanca.

Descanse en paz.

viernes, 28 de agosto de 2009

Duelo


En las ciudades ya no suenan las campanas.

Ding, dang, dong. Ding, dang, dong. Tres toques en tres segundos, cadenciosos, tristes.

A las siete menos veinte no puede ser que llamen a oficio alguno, razón por la que ha de ser otra cosa.

¿Por qué suenan las campanas?

La voz corre: ha muerto Fulanica. Lo ha dicho Menganica, que es prima de su nuera y es a la que han podido contactar. Ella se lo ha dicho a su marido, que tienen las llaves de la iglesia, y sabe cuál es el botón de tocar las campanas.

Las campanas tocan a duelo por uno de los nuestros, de los de ellos.

En las ciudades ya no suenan las campanas.

viernes, 21 de agosto de 2009

Cuestión de tamaño


Son muchos los que dicen que el tamaño no es importante, sino la esencia, el modo en el que se usa, el grado de la experiencia, y no sé cuantas escusas más, pero hoy me he dado cuenta de que el tamaño si importa.

Y es que mi mujer no está disfrutando como yo esperaba. Pulgada arriba o abajo, que no nos vamos a poner en centímetros, parece ser que la cosa importa, y que se siente lo suficientemente incomoda como para que no esté gozando lo que yo esperaba.

Quiero pensar que es cosa de que se acostumbre. Ya lo dice el refrán que en la repetición viene la perfección, pero tengo alguna duda al respecto.

De todos modos, analicemos un poco más el tema del tamaño. Parece ser que lo de que sea grande viene a reforzar la idea que tenemos de nosotros, de modo que nos sentimos superiores frente a los que lo tienen menor.

Yo no termino de creérmelo, pues creo que si es más grande, podrás gozar más de la experiencia. Los japoneses, que de esto saben un rato, les gusta lo más grande posible. En Estados Unidos, ya ni te comento, pues llegan a puntos que pueden ser aberrantes. Además siendo más grande la experiencia es mayor, más intensa.

De todos modos, si sigue sin disfrutar, no me quedará más opción que reducir el tamaño y cambiar el televisor a unas dimensiones algo más pequeñas. Todo sea por el gozo comunitario.

jueves, 20 de agosto de 2009

La Gripe


Sé que voy a morir. Un día de estos apago el negocio y no lo abro más. Me lo ha dicho el hombre de las noticias. Ese que se pone tan serio y me informa de lo que pasa, lo que sucede, lo que acontece, y que yo no veo. Confío en él, en lo que me cuenta.

Cuando me dijo que había habido un cambio de Gobierno, empecé a ver la cara de otro en las que ocasiones en las que aparecía el anterior, aquél al que llamaban… bueno, sabéis a quién me refiero.

Ahora me cuenta que la gente se muere de la gripe esa nueva que mata menos que la vieja, pero que debe dejar los cadáveres mejor. Cadáveres noticiables que nos incitan a llevar un conteo que sabemos que nunca decrecerá.

Sé que voy a morir. No se si de gripe, aunque me dicen que tengo las características de los candidatos a cadáver. También puedo morir de un infarto, de un aneurisma, de cáncer, de falta de vida y de aburrimiento, y es que lo que empieza a matarme es el aburrimiento.

Me aburre que sigamos insistiendo en una gripe que es menos peligrosa que la de todos los años, que produce menos muertos, y que en el fondo sólo busca que convirtamos el beso en un deporte de riesgo.

Sé que me voy a morir, pero besando…

martes, 18 de agosto de 2009

La princesa y la rana


El Rey no dejaba de preguntarse que es lo que había pasado. En que se equivocó en la educación de la Princesa. La Reina estaba fuera de sí, rezando y rezando para purgar el pecado que había traído esta maldición.

La cosa es que la Princesa había leído muchos cuentos en su infancia, en los que otras princesas de lejanos reinos habían acabado besando a un sapo, y se convertía en un príncipe que se supone que las haría felices, y que comerían siempre perdices. Que aburrido, todos los días comiendo perdices, con el príncipe…

El caso es que la Princesa había conocido a muchos príncipes. Había conocido a todos los príncipes, y no había encontrado al de las perdices, al que se supone que la habría de hacerla feliz para siempre jamás.

Andaba la Princesa en estas cavilaciones cuando vio una rana, y ya en broma, ya en serio, la besó. La verde rana se convirtió en una turgente mulata que devolvió el beso a la Princesa, y esta cuando notó los turgentes pechos en su pecho, sus cálidos labios en sus labios, y sus blancos dedos entrelazados en los oscuros de ella, entendió que había llegado el momento de cambiar las perdices por carne mechada, y los guisantes por frijoles.

Las Princesas fueron felices, y comieron lo que pudieron con lo que ganaban de trabajar en su tienda de comida para ranas mientras el Rey siguió discurriendo en que se había equivocado, y la Reina rezaba para purgar sus pecados.

Códigos

En los días que vivimos, y no aventuro que mañana, hemos caído en la vorágine de la inmediatez. Sólo con ver lo que cien “twitts” (entradas de twitter) pueden cubrir de tiempo, podemos comprender que somos una sociedad del ya, y que necesita casi del sincronismo de los eventos con nuestra existencia para que sintamos que estamos en el mundo.

He pasado una semana en un lugar que es la antítesis a dicho paradigma. Un lugar en el que tan sólo conozco una persona que tenga acceso a Intenet, gracias a un maravilloso módem incorporado a su ordenador.

No es un lugar anclado en el pasado, sino un lugar que maneja una escala de tiempos distinta a la que nos hemos marcado para nosotros.

En las noches se “twittea” con los vecinos a la fresca, que este año no ha sido tan fresca, y se observa las estrellas y la evolución de las salamanquesas en las paredes mientras limpian el lugar de insectos que de otro modo no dejarían dormir.

Las estrellas pueden verse siguiendo el camino tras el depósito de agua, que se adentra en la sierra y que elimina en parte la contaminación en forma de luz que nuestra sociedad produce, y allá en el cielo aparecen codificadas en puntos de luz, esas historias que ya no son inmediatas, ni muestran caminos de ciento cuarenta caracteres. Son historias de oriones, y delfines, de cangrejos y balanzas, de mujeres jóvenes y poderosos escorpiones.

Hemos creado muchos códigos, pero hemos olvidado los que nos llevaron hasta aquí. Los códigos que guiaron a los navegantes mucho antes de que pudiesen enviar un mensaje diciendo que llegaban a puerto. Y claro que intenté emplear Google Earth para ver cuáles eran esos códigos, pero como ya os dije… no tenía conexión a Internet.

lunes, 17 de agosto de 2009

Pecado

El padre había sido muy claro. El contenido de su vientre era fruto de su pecado.

Por más que lo pensaba y por más que lloraba, no entendía que pecado había cometido. Desde la primera noche en la que el padre había entrado en su habitación, no había hecho más que obedecer en todo lo que le ordenaban.

El padre le decía que en algo había faltado, y que eso la hacía indigna de seguir en su casa. Los castigos no nos caen de cualquier manera, y su pecado era muy grave, y más cuando su vientre grávido gritaba la naturaleza de su pecado.

El agua estaba fría, pero le aliviaba el dolor del alma hasta que un dulce sopor la adormiló. Entonces entendió que no había habido pecado alguno en ella.

El padre no permitió que la enterraran en sagrado.

viernes, 7 de agosto de 2009

Roles

Cuando sonó el despertador, sabía muy bien que es lo que había que hacer. Una ducha rápida, un café recién hecho, que su mujer había preparado mientras el se vestía con su camisa blanca, su corbata negra y el traje gris. Sus lápices en el bolsillo habían sido comprobados metódicamente de modo que soportaran el duro día de trabajo, que como todos los días habría de afrontar.

El coche, ni grande, ni pequeño, se acomodaba al estándar que era de esperar para un hombre de su edad y estado. Ya se habían acabado los colores llamativos y la vida alocada que han de tener los jóvenes. Y es que a su edad, casado y con dos hijos, no era ya joven, era... no-joven.

Llegó al edificio corporativo y estacionó en su plaza, que estaba a la distancia establecida para su cargo. Saludó al guarda y a la secretaria de su jefe y mantuvo silencio en el ascensor, como debía ser.

Su despacho contenía una muralla de carpetas contra la pared con innumerables listas de números, de referencias a partes y componentes, a cuadros y diagramas, y que conjuntamente eran parte de aquel proyecto del Presidente fallecido, pero para el no eran más que un producto más de su trabajo.

Al final de una jornada extensa, sólo interrumpida por un sandwich y una taza de café, se dirigió al coche que seguía en su plaza, y condujo hasta su casa, en la que su mujer esperaba, perfecta y solícita a que él llegase. Los niños ya estaban dormidos, pero él era consciente de que era así como debía ser.

Tras cenar y ver la televisión se marchó a la cama, y allí en sus sueños, era él y no Armstrong el que había viajado en la Eagle y pisado la Luna.

Cuando sonó el despertador, sabía muy bien lo que había que hacer...

miércoles, 5 de agosto de 2009

Sobre la República

A raíz de un "concurso" para dar un "argumento razonable y democrático para defender la monarquía", me he vuelto a plantear algunos puntos por los que creo que es tan difícil hablar en este país de la forma de estado.

Creo que debemos definir como axioma que en una democracia todo el poder de gobierno se encuentra en el pueblo, el cual es soberano. Desde ahí hemos de plantearnos cómo esa soberanía se ve reflejada.

Veo claro que el pueblo decide sobre los poderes Legislativo y Ejecutivo creando parlamentos y proporcionando mayorías que formen gobiernos. No veo claro que el pueblo sea soberano respecto del poder Judicial. En otros países, los jueces han de responder de su rendimiento y de su trabajo ante los electores de su circunscripción.

Por otro lado, la institución de la Jefatura del Estado se ha asignado a una familia de manera indefinida, estableciendo una clara diferencia entre los ciudadanos que querrían desempeñar el cargo de Jefe de Estado, y los que lo ejercerán por derecho de cuna.

No creo que esto sea muy democrático. Si en vez de Presidente de la República queremos llamarle Rey no tengo problema alguno, pero si me parece lógico que pudiésemos renovar la confianza en el ejercicio a dicho responsable o poner a otro si así lo considera oportuno el Pueblo.

¿Cuál es el problema desde mi punto de vista? Creo que la imposibilidad de hablar con tranquilidad sobre este tema viene de muy atrás. La dictadura franquista ejerció un papel aleccionador en el inconsciente colectivo asimilando el término República en España a violencia, abuso, descontrol, izquierda, etc. De modo que mucha gente de este país, al hablar sobre el tema de la forma de estado, huye asumiendo y dando por bueno el status quo.

Creo que ayuda poco a la "causa republicana" es la lucha de símbolos. Un simple cambio en la corona real a corona mural en el escudo de España puede simbolizar el cambio, y mostrar a la vez una continuidad de lo que somos: un país democrático, que puede mejorar su democracia.

No tengo problemas con el actual JE. La historia es la que es, y no podemos cambiarla, y trabajo al frente creo que ha cubierto más que bien los mínimos, pero esto no justifica mantener una institución a la que no tenemos derecho a acceder y si obligación de soportar. Creo que este país debe dar un paso adelante y empezar a hablar de las instituciones y sus cambios sin mochilas del pasado, y para eso hace falta didáctica, mucha didáctica de lo que es una República.

lunes, 3 de agosto de 2009

Políticos y técnicos

La semana pasada vino mi hermano a comer a casa, y estuvimos hablando de las cosas del trabajo, de los hijos, de esto y de aquello.

En un momento de la conversación mi hermano, que aunque es menor, es más sabio que yo, me explicó lo que para él era una taxonomía de los seres humanos en sus relaciones sociales: la cosa era simple, y las personas son o políticos o técnicos.

La verdad es que no lo entendí del todo, por lo que procedió a explicármelo con más detalle: Los políticos son aquellas personas que no se sabe como consiguen pasar por el lodo, con un traje blanco y salir sin manchas. Los técnicos son las personas que aunque no se hayan acercado al lodo, de algún modo acaban manchados.

¿Qué pasa con aquellos que se acercan al lodo y se manchan? Son técnicos, y además algo tontos, pues si saben que son técnicos no deberían haberse acercado al lodo, y si se creían políticos, deberían haber puesto los medios para no mancharse.

Hoy leo en El País, en su versión digital, que tenemos políticos que son políticos, y que se han buscado quienes les limpien las manchas.

Lo dicho, mi hermano es más sabio que yo, que creía que dos y dos eran cuatro.