miércoles, 9 de marzo de 2011

9 de marzo

Hoy ya no es el día de la mujer. Lo que ayer estaba muy mal visto, hoy ya es más aceptable.

Siempre he odiado el 8 de marzo. Quizás porque de pequeño viví el auge de los movimientos de “liberación” y pude observar con que desprecio trataban a mujeres como mi madre.

Mi madre era una mujer “oprimida”, que no trabajaba fuera de casa. Lo que no sabían aquellas libertarias, es que mi madre se había hecho sus cuentas y había tomado una decisión inteligente.

Mi madre había trabajado hasta que se casó, como era costumbre en este país. Había cotizado y con un poquito más podría cobrar su pensión de jubilación cuando alcanzase los 65.

Luego vinieron los hijos, las preocupaciones, y todas esas cosas que van asociadas a la vida, y que requieren de ti lo mejor que llevas dentro. Mi madre, como muchas otras mujeres, hizo cuentas: ¿Cuánto vale lo que yo hago?

La respuesta es fácil: ¿cuánto pagas si lo externalizas? ¿Cuánto voy a ganar?

En aquella situación, los gastos siempre iban a superar a los ingresos, con lo que la “liberación” de mi madre era simplemente una mala decisión familiar. Que mi madre se “liberara” nos reduciría el presupuesto para alimentos, libros, educación, ocio. Su “liberación” no aportaba, quitaba.

Mi madre siempre ha sido, y es una mujer libre. La libertad de la mujer estriba en que no tenga cortapisas de ningún tipo en intentar hacer lo que desea, y que tenga las mismas oportunidades que el resto. Que no consideremos su morfología al tomar una decisión, para bien o para mal.

Cambiar las pruebas para hombres y para mujeres de modo que estas puedan entrar dónde otros no entran no es un avance desde mi punto de vista. Hay que trabajar más a la hora de ver porqué a igualdad de currículo, una mujer tiene menos oportunidades de entrar en determinados puestos, o porqué no se incorporan a más cajeros hombres en los supermercados.

Nos queda mucho por andar en este proceso, y una de las primeras cosas que hay que hacer es darle menos importancia al 8 de marzo. La lucha por la igualdad no es de sólo un día.

Sed felices

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