lunes, 10 de enero de 2011

Rogando de más

Es conocido lo que me gusta la etimología de las palabras. Suele aportarnos información de como empezó a usarse y la razón de la misma. Hoy me centro en la palabra arrogante.

Todos sabemos lo que es una persona arrogante, e incluso se nos viene a la cabeza alguno de ellos. Sabemos que tiene una connotación negativa, pero es viendo la etimología cuando sacamos toda la maldad al término.

Arrogante es una palabra reflexiva. Viene de rogar para uno mismo, y exclusivamente la empleamos para quién solicita privilegios (o se los atribuye) sin que se los merezca o tenga derecho a ellos.

Entendiendo que la palabra, al ser latina, se aplica a los privilegios de la dignitas o lo que es igual la fama y el prestigio que cada uno tiene en función de su actuación en la vida. Es decir de los derechos y privilegios que los demás te atribuyen, y no los que tu consideras.

Así tenemos que son arrogantes los que se atribuyen más de lo que han hecho y merecen. Los otros creo que son solo chulos, pero eso es otra palabra y la trataremos otro día.

Sed felices.

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