Una de las características que nos hacen humanos es nuestra capacidad de hacer preguntas. El ser humano es capaz de preguntar, de transmitir la duda y requerir información que le permita resolver problemas.
Es un mecanismo mucho más rápido que el de ensayo y error, y demuestra también la capacidad de comunicación simbólica de nuestra especie.
Entonces, me pregunto, si hacer preguntas es lo más humano que hay, ¿por qué “castigamos” al que pregunta?
Las respuestas son variadas. Desde el ansia de mantener información que nos proporcione un sentido falso de superioridad (brujos, chamanes, iniciados en cultos varios, superiores, políticos, militares, investigadores, otras personas y etc.) a la evidencia de que no poseemos dicho conocimiento y nos incomoda (brujos, chamanes, iniciados en cultos varios, superiores, políticos, militares, investigadores, otras personas y etc.).
Con independencia de cuál llegue a ser la respuesta concreta, la realidad se impone. La pregunta muestra una duda y una necesidad de conocimiento. Puedes obviar la pregunta, pero no puedes impedir que la persona siga buscando, y que con algo de suerte encuentre la información, y responda a su pregunta.
Consecuencia: responde con honestidad y pregunta con interés. Todos ganamos respondiendo y preguntando.
Sed felices.
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