El otro día se me planteaba uno de esos problemas intelectuales poco prácticos: ¿qué es mejor un reloj de cuerda o uno de pilas?
Un reloj es una maravilla de la tecnología que hemos banalizado al hacer extensible su uso a toda la población. Tenemos relojes por todas partes: desde nuestras muñecas hasta la calle, teléfonos móviles,… En cualquier lado hay un reloj. Tanto es así que pedir la hora a alguien casi suena raro.
Un reloj de cuerda es un aparato obsoleto. Unas buenas pilas pueden mantener un par de años funcionando un reloj sin problemas, mientras que uno de cuerda ha de ser dado cuerda con frecuencia para que no se pare.
Por otro lado los mecanismos digitales que tiene un reloj a pilas son mucho más exactos que los de un reloj de cuerda. Parece entonces que la pregunta es más bien estúpida: el reloj de pila es mejor.
Bueno, sí y no. Todas las bondades del reloj de pilas descansan en la larga duración de la batería. Pero como la cuerda, esta se acaba, y ha de ser reemplazada. ¿Qué pasa si no tienes acceso a una pila?
Por otro lado, el éxito del reloj estriba en que todos tengamos la misma hora en ellos, con un cierto margen de exactitud de unos sesenta segundos, de modo que podamos coordinarnos. ¿Qué pasa si no sabemos la hora que es y el reloj se atrasa o se adelanta sin control? El reloj deja de ser útil, ya que no nos daría la información que queremos.
El caso es que un reloj tradicional es probablemente más engorroso de mantener, pero nos permite hacer cosas que no permite un reloj a pilas. Podemos ponerlo en marcha siempre al ser su energía mecánica. Podemos emplearlo como brújula, cosa que también podríamos hacer con uno de pilas que no sea digital…
Pero hay algo que no se puede hacer con uno a pilas: no podemos pasar el tiempo escuchando el tic-tac de su corazón de cuerda. Los de pilas, de sonar, solo hacen tic, y eso es tener un corazón incompleto.
Un reloj a pilas es práctico, y puede se bello, pero es frio. Darle cuerda al reloj es un acto íntimo, personal. Es una demostración de responsabilidad y de suficiencia. Hoy todos tenemos relojes a pila. Quizás por eso no somos tan responsables y suficientes como debiésemos.
Sed felices
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