Cuando era niño, los comienzos de curso eran la oportunidad de ver de nuevo a esos compañeros que llevaba sin ver dos meses y medio, de estrenar cuadernos y lapiceros y sobre todo la promesa de una nueva aventura.
Cada curso había que enfrentarse a ese cuaderno de cuadros con olor a vómito, y que luego de adultos sabríamos que era por los compuestos químicos de su fabricación, y a la eterna frase de “ponte la chaqueta” que tu madre te decía al salir de casa.
Eran días felices en los que la palabra crisis era una referencia muy lejana a unos periódicos amarillentos con alguna foto en blanco y negro y muchas, muchas letras, con muchas palabras que no tenían sentido aún para nosotros: pactos, democracia, libertad, paro, desarrollo, régimen, partidos…
Luego llegó el Bachillerato, el ir solo el primer día, el comprar tu primer periódico, tu primera caña, tu primer beso, la carrera, el servicio militar, la vida y los hijos y te ves de nuevo en aquel primer día de colegio en el que no sabes si tus hijos sienten lo que sentías, pero en el que si tienes claro que sus palabras son otras. Ellos siguen sin saber que significa pacto, democracia, libertad o régimen, pero por desgracia saben muy bien que significa crisis, paro, desarrollo o partidos.
Espero que ningún cuaderno huela a vómito y procuro no decirles que “se pongan la chaqueta”, y cuando lleguen al colegio y desaparezcan sin mirar atrás buscando a sus amigos…
Sed felices
Foto de woodleywonderworks
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