Mucho tienen que cambiar las cosas para que no se prorrogue mi mandato como “Presidente de la Comunidad”.
Antiguamente, cuando sólo había uno de todo, eso de ser el Presidente de la Comunidad era algo muy importante, cosa que hemos perdido hasta el punto en que hoy en día es denostado por la mayoría como sinónimo de problemas y trifulcas.
Los problemas con las puertas, los vecinos ruidosos, los que no pagan, la que está con tacones de madrugada, las grietas en la pintura, el ascensor, el agua, el grifo este, la luz aquella… Es como escuchar a los niños cuando se quejan de que les han dicho, les han hecho o les duele.
Por suerte, muchas de las problemáticas se resuelven con un poco de sentido común, con un poco de escuchar al afectado, y contando con un buen administrador.
En mi caso, la cercanía con el administrador de KohlerFincas me ha permitido resolver problemas que llevaban enquistados años en la comunidad.
Morosos que no pagaban y que con acciones muy pequeñas (meter un recibo en el buzón) se pusieron al día, o evidenciaron problemas de otro tipo (ya resueltos). Cuentas despendoladas, que no sabíamos lo que se debía o no, y cosas por el estilo, nos las han resuelto en unos meses.
Ahora se busca alargar mi presidencia para que podamos tener el ejercicio económico de enero a diciembre, y no encontrarnos con problemas de IPCs y cambios por el estilo, que acaban con las temidas derramas.
Que haya tocado en mi presidencia no es más que una casualidad que habrá que aprovechar para que luego no toque pagar más. Pero repito, gracias a que me lo ponen tan fácil no me va a importar más de lo que supone seguir pendiente tres meses más. Si lo llega a pedir el anterior administrador… ¡Va listo!
Sed felices
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