No ha sido hasta hoy que he venido a darme cuenta lo difícil que es encontrar los textos de los cuentos clásicos de nuestra niñez.
La Cenicienta, Blancanieves, los Tres Cerditos, el Sastrecillo Valiente o el Gato con Botas se han ido transmutando en nuevas producciones que si bien pueden parecerse a las de nuestra infancias, modifican el cuento para que al los animales no se les haga daño, a las mujeres no se las muestre como arpías, sino simplemente como malas, o se hagan más igualitarias y menos xenófobas algunas de las historias.
Si consideramos que los cuentos son una forma de educar, y para ello fueron creados, es lógico que como sociedad queramos adaptar estas historias para transmitir los nuevos valores, ya que siempre es mejor hacer un “remake” que arriesgarse a crear una obra nueva.
Por otro lado, historias que puedan quedar libres de derechos y por lo tanto pertenecer a la Sociedad, son modificadas para poder “colarlas” como obra nueva, y de ese modo seguir cobrando por algo que es de todos.
Me gustaría hacer una propuesta que seguro no irá a ningún lado: Los derechos de autor de obras de más de 100 años serán del Estado, el cual con el ingreso de los mismos velará por la promoción de la obra antigua y la hará disponible a la Sociedad.
Seguro que los que sabemos no estarán de acuerdo.
Sed felices
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