Ayer me llegó un correo en el que me indicaban una dirección a una encuesta, buscando claramente proporcionar una respuesta concreta. Dada la realidad viral de este correo, el resultado de la encuesta queda automáticamente sesgado.
El sesgo se introduce al no seleccionarse la población para la estadística de una manera aleatoria, sino entre aquellos con una respuesta concreta.
Por suerte, la encuesta de marras deja claro que los resultados no son significativos al ser por no estar controlados estadísticamente, y por el resultado llega al punto de lo ridículo.
Esto que al final no es más que una chanza entre amigos, se convierte en un juego peligroso cuando son los espectadores los que han de elegir entre candidatos, concursantes o premios.
Una campaña orquestada de inyección de respuestas, con un generoso presupuesto, y que no controle la duplicidad de respuestas distorsiona por completo el resultado, siendo estadísticamente sesgado. Si tenemos en cuenta que además se nos vende un producto, o se nos intenta condicionar hacia un determinado modelo, servicio o lo que sea, el peligro es mayor.
Recordemos que 9 de cada 10 dentistas…
Sed felices
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