Hay semanas en las que parece que los días son de 48 horas. Son esas semanas en las que de pronto los eventos y las tareas se acumulan y superponen obligándonos a multiplexarnos1 para abarcar más allá de lo que pensábamos que era posible.
Creo que de algún modo, estas semanas vienen a reforzar lo que dije de la Ley de Parkinson: somos ineficientes por naturaleza, y por lo tanto siempre tenemos ante nosotros innumerables oportunidades para mejorar.
Por desgracia, algo me dice, que este ritmo de esta última semana no debe ser del todo bueno. Dado que la mayoría de la gente no lo hace, debo sospechar que en algo he de estar equivocado.
Además, parece ser que cuando no éramos más que unos seres “incivilizados”, dedicábamos unas cinco horas a buscar comida, y el resto del tiempo a socializar (quitarnos los piojos, tener sexo, contar historias, tener sexo, pintar en las cuevas, tener…).
En algún momento nos hemos desviado de algún camino natural y empezamos a disfrutar con los logros, a expensas de la socialización.
Claro que eso es lo que nos ha llevado a conocer al resto de los Humanos del planeta, a surcar los mares, a dominar los cielos y empezar a gatear por el espacio.
Ayer el Discovery despegó por última vez. Será reemplazado por otras naves que nos lleven más lejos, y que nos enseñarán que el tiempo, cuando se avanza rápido es más flexible que cuando se está quieto.
Sed Felices.
1 – Este polisílabo es para que mis padres vean que el esfuerzo por darme una educación no fue de todo en balde.
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