Se nos llena la boca diciendo que lo solidarios que somos, lo que ayudamos a los demás, o lo poco que nos importan los otros y lo que los toleramos.
Claro que casi siempre que decimos esto continuamos con la palabra “pero”. Somos solidarios, pero… la coyuntura actual no nos permite hace lo que queremos. Somos de los que ayudarían a los demás … pero es que no se dejan ayudar. No nos importan los diferentes a nosotros, pero… si es que no se quieren integrar.
Ponemos demasiado en lo que los otros han de hacer para que nosotros hagamos algo. Nos hemos cansado de dar primeros pasos, y queremos que sean los otros los que lo den, y mientras tanto nos mentimos a nosotros mismos diciendo que son los demás los que no hacen las cosas.
Sin embargo hay esperanza. Cuando ves a los niños relacionarse con sus diferentes ves mucho de lo que los padres les inculcan, y mucho más de lo que ellos descubren.
Niños con discapacidades o no, extranjeros o no, altos o no, flacos o no, y así con todo lo que nos podamos plantear son capaces de establecer una relación paritaria entre ello y ayudarse, enseñarse, comunicarse, comprenderse, y en el fondo vivir en armonía.
Somos nosotros los que con nuestros “peros” les inculcamos el rechazo al “tarado”, el odio al “extranjero”, el desprecio al “diferente”. Lo vemos en el machismo, que lleva más de 70 mujeres muertas este año, o en el modo en el que se apartan algunos ante “el negro de la farola” en las puertas de los supermercados, o en los gritos de los padres en los partidos de futbol alentando la violencia y la xenofobia.
Pero en el fondo todos sabemos que estamos en lo cierto, y que no puede haber igualdad ya que las mujeres trabajan menos cuando se quedan embarazadas, y los extranjeros no hacen sino que robar los puestos de trabajo de los nuestros, y que los discapacitados no pueden hacer muchas cosas, pero aún así los meten a la fuerza, y que todos los <ponga Ud. la nacionalidad o raza que quiera> son unos ladrones …
¿Cierto no?
Sed Felices
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