Ayer, tras una gran sesión de cine, palomitas y refrescos incluidos, no me apetecía para nada pensar en cosas serias o graves. Normal. Sin embargo…
Llegando a casa y comprobando el correo pude ver que había varios “elementos” a ser corregidos y fue entonces cuando me acordé del chiste.
“Va un hombre al doctor y le dice:
- Doctor, cuando me toco en la rodilla, en la cara, en el pecho,… Me duele horrores. ¿Qué cree Vd. que tengo?
Y el doctor le contesta:
- Creo que tiene el dedo roto.”
Una cosa tan sencilla como el olvidarse de lo inmediato para ver el problema de fondo es muy difícil hoy en día. El cortoplacismo lo ha invadido todo, y no somos capaces de estrategias de más de un movimiento.
Pues nada, habrá que buscar el modo de hacerlo. Por el momento estamos tratando el dolor de cabeza, el de rodilla, el de pecho… pero el dedo sigue roto.
Sed felices
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