Hoy me cuesta escribir. Esta es al menos la quinta vez que comienzo a escribir este post, y no consigo que me guste.
El problema es que hay cosas que comentar, pero parece que no fuesen de agrado de nadie, y que como sociedad hemos aprendido a callarnos.
Que las religiones tensan las cuerdas con los Estados de modo que si uno se queja, ataca a la Iglesia, al Islam, o es un antisemita.
Si un gobierno promueve una ley y estás a favor, entonces eres un <coloque el apelativo que usted quiera>, y si estás en contra eres un <coloque el apelativo que usted quiera>.
En una sociedad con cada vez más medios para comunicarse, estamos cayendo en no defender uno de los principios de la democracia: la libertad de expresarse.
Sólo mediante la discusión de ideas, se puede defender este derecho. Lo tenemos que hacer día a día, contando lo que opinamos, lo que creemos, lo que sentimos y exigiendo a los demás que si opinan, creen o sienten de un modo distinto al nuestro, lo hagan desde el respeto a nuestras opiniones y creencias.
En democracia no se ataca a las Iglesias, se las cuestiona. En democracia no se ataca a los gobiernos, se les critica. Lástima que las personas que más nos tienen que ayudad en la pedagogía de la libertad de expresión sean las mismas que mantienen y usan artículos del código penal para perseguir manifestaciones contrarias a sus creencias.
Sed Felices
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