Parece ser que en los tiempos de crisis se desarrolla un extremismo en el carácter humano. La rapiña se instala en nuestros corazones convirtiéndonos en predadores a la busca de una victima fácil.
Esta actitud nos lleva a tener que dedicar mucho más tiempo a la defensa de nuestros espacios, de nuestras finanzas, de nuestra vida que en tiempos de bonanza. Es cosa de sobrevivir, de adaptarse o morir.
Cobros indebidos, estafas (pequeñas, pero estafas), letra pequeña draconiana, y otros por el estilo, están en torno a nosotros para socavar más aún nuestras maltrechas economías.
Dejo fuera, “ex profeso”, a los políticos y sus disposiciones que disfrazadas de “ajustes”, “tasas”, o cualquier otro eufemismo nos restan más aún.
Como podrás adivinar, querido visitante, ya hice mi declaración de la renta. Darwin tenía razón.
Sed Felices
PD: Felicidades Elena en tu día.
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