lunes, 17 de agosto de 2009

Pecado

El padre había sido muy claro. El contenido de su vientre era fruto de su pecado.

Por más que lo pensaba y por más que lloraba, no entendía que pecado había cometido. Desde la primera noche en la que el padre había entrado en su habitación, no había hecho más que obedecer en todo lo que le ordenaban.

El padre le decía que en algo había faltado, y que eso la hacía indigna de seguir en su casa. Los castigos no nos caen de cualquier manera, y su pecado era muy grave, y más cuando su vientre grávido gritaba la naturaleza de su pecado.

El agua estaba fría, pero le aliviaba el dolor del alma hasta que un dulce sopor la adormiló. Entonces entendió que no había habido pecado alguno en ella.

El padre no permitió que la enterraran en sagrado.

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