martes, 18 de agosto de 2009

Códigos

En los días que vivimos, y no aventuro que mañana, hemos caído en la vorágine de la inmediatez. Sólo con ver lo que cien “twitts” (entradas de twitter) pueden cubrir de tiempo, podemos comprender que somos una sociedad del ya, y que necesita casi del sincronismo de los eventos con nuestra existencia para que sintamos que estamos en el mundo.

He pasado una semana en un lugar que es la antítesis a dicho paradigma. Un lugar en el que tan sólo conozco una persona que tenga acceso a Intenet, gracias a un maravilloso módem incorporado a su ordenador.

No es un lugar anclado en el pasado, sino un lugar que maneja una escala de tiempos distinta a la que nos hemos marcado para nosotros.

En las noches se “twittea” con los vecinos a la fresca, que este año no ha sido tan fresca, y se observa las estrellas y la evolución de las salamanquesas en las paredes mientras limpian el lugar de insectos que de otro modo no dejarían dormir.

Las estrellas pueden verse siguiendo el camino tras el depósito de agua, que se adentra en la sierra y que elimina en parte la contaminación en forma de luz que nuestra sociedad produce, y allá en el cielo aparecen codificadas en puntos de luz, esas historias que ya no son inmediatas, ni muestran caminos de ciento cuarenta caracteres. Son historias de oriones, y delfines, de cangrejos y balanzas, de mujeres jóvenes y poderosos escorpiones.

Hemos creado muchos códigos, pero hemos olvidado los que nos llevaron hasta aquí. Los códigos que guiaron a los navegantes mucho antes de que pudiesen enviar un mensaje diciendo que llegaban a puerto. Y claro que intenté emplear Google Earth para ver cuáles eran esos códigos, pero como ya os dije… no tenía conexión a Internet.

1 comentario:

  1. Todo es demasiado inmediato y depende en exceso de la técnica. En clase no me canso de repetir que hay que tener en cuenta eso que, todavía hoy, se llama "factor humano".
    Pero seamos positivos: utilicemos los twitts para ser más humano, para ponernos en la piel del otro, que está lejos, a, quizá, miles de kilómetros de distancia. Utilicemos la técnica para ver mejor esas estrellas.

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