
En las ciudades ya no suenan las campanas.
Ding, dang, dong. Ding, dang, dong. Tres toques en tres segundos, cadenciosos, tristes.
A las siete menos veinte no puede ser que llamen a oficio alguno, razón por la que ha de ser otra cosa.
¿Por qué suenan las campanas?
La voz corre: ha muerto Fulanica. Lo ha dicho Menganica, que es prima de su nuera y es a la que han podido contactar. Ella se lo ha dicho a su marido, que tienen las llaves de la iglesia, y sabe cuál es el botón de tocar las campanas.
Las campanas tocan a duelo por uno de los nuestros, de los de ellos.
En las ciudades ya no suenan las campanas.
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