Sigo en shock. No puedo remediarlo. Acabo de ver el reportaje de Callejeros 21 días sobre la gente que vive en la calle, los sin techo. La periodista Samanta Villar ha empleado 21 días en vivir como un sin techo.
Una tras otras van pasando las historias que nos pueden pasar. Uno tras otro vas viendo a personas que no consideramos como tales, personas a las que ni miramos cuando pasamos a su lado. Albergues en los que puedes empezar a dormir a la una de la mañana, y sales a las seis. Albergues en los que no hay camas, sino butacones.
Lo que me ha impresionado más es la cantidad de años que llevaban algunos, hasta más años en la calle que fuera de ella. Son una excepción estadística, un colectivo que es invisible. En el reportaje hay una escena que lo deja claro: mientras un coro canta villancicos en la Plaza Mayor, y la gente lo observa, la periodista y otro compañero de la calle preparan los cartones en los que van a dormir. Nadie les ve.
Un buen trabajo periodístico, que deberían poner a otra hora para que nos hagamos todos un poquito más humanos.
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