jueves, 30 de abril de 2009

Personas con las que hablar

Una de las cosas que me gusta de Facebook es la cantidad de miniaplicaciones insustanciales, pero divertidas que tiene. Aplicaciones que son la pesadilla de los neuróticos de la seguridad digital, pero que a la mayoría de los mortales nos parecen "chulas".

Una de las últimas que he empleado es relativa a cinco personas con las que querría conocer. El mayor problema de la aplicación es que no considera factores de factibilidad como el estar vivo, pero a quién le importa un detalle insustancial como es el estar muerto. Los budistas creen en la reencarnación, ¿no? También tenemos la "oiuja".

Bien, yo he elegido a cinco personajes que casualmente cumplen el común denominador de no horadar con sus pasos nuestra época: Bertrand Russel, Alan M. Turing, Isaac Newton, Johannes Kepler y Carl Sagan.

A la hora de realizar el test, te vienen a la mente nombres de personajes reales e inventados (os imanáis una conversación con Caperucita tras haber estado con el Lobo), de grandes figuras de la Historia (¿qué diría Carlomagno de la Unión Europea?) y pequeños seres anodinos (¿qué sentirían las madres medievales en medio de las pestes?). Los nombres que escogí tienen una razón cada uno y una común todos. No voy a contaros la vida de ninguno (pondré un enlace a la Wikipedia por si os interesa), pero si voy a comentar que es lo que me hace querer "conocerlos" en persona.

Bertrand Russel como matemático y filósofo (¿no es redundante?) me interesa por su enfoque lógico sobre la realidad humana. De sus escritos filosóficos, el que más me ha llamado la atención es "¿Por que no soy cristiano?". Es un libro que los no creyentes encontrarán que confirma muchas de sus posiciones, y que confundirá a algunos creyentes al ver de que modo se analizan muchas de las raíces del cristianismo. Los que no tengan capacidad de plantearse creencias, o consideren que sólo existe una verdad, que se salten el libro, pues es tontería gastar en valde.

Alan M. Turing es un personaje interesante. Disléxico, sensible y extremadamente inteligente, fue uno de los artífices de la "ruptura" del código Enigma (no, no lo hicieron los americanos, aunque lo hayan puesto en una película), junto con los trabajos previos de la inteligencia polaca. La concepción de una máquina de estados que permitiría procesar cualquier tipo de problema computable mediante la creación de un código de instrucciones y de datos modeló de manera teórica lo que son los ordenadores de hoy en día. Se suicidó tras ser condenado por homosexual y sometido a un tratamiento vejatorio que no pudo soportar.

Isaac Newton
impresiona más aún cuando te acercas a sus "Philosophie naturalis principia mathematica" (Principios matemáticos de la filosofía natural) y comprendes la influencia que tiene (junto con Leibniz) en el desarrollo del Cálculo. Los Principia Mathematica hacen un estudio de la realidad física conocida desde un acercamiento geométrico, de relaciones entre cuerdas y arcos, de líneas y fuerzas. Su capacidad analítica, y su capacidad para salirse del curso del estudio para completar sus conocimientos y establecer mejor sus bases es algo que hoy no está muy en boga.

Johannes Kepler es para mi unos de los paradigmas de la paciencia. Llegó a formular sus tres leyes del movimiento de los planetas (Astronomia Nova) tras hacer un análisis de los datos que le daba cada noche otro "monstruo" de la astronomía como era Tycho Brahe, y que poseía una de las mayores bases de datos de estrellas y cuerpos celestes de la época (1500-1600). Durante años aguantó que Brahe le diese datos secundarios sobre astros que le hacían avanzar poco en sus análisis, pero que al final le permitieron formular las famosas tres leyes.

Y llegamos al último, Carl Sagan. Para mí uno de los mejores divulgadores científicos que ha existido. Consiguió que una serie sobre la ciencia (Cosmos, 1980) se colocase entre las más vistas, pero sobre todo que hizo factible uno de los proyectos de búsqueda de vida fuera de la tierra como es el proyecto SETI (Search for Extra-Terrestria Intelligence). En su novela "Contact", los dos grandes ejes religión-ciencia, se entremezclan cual cadena de ADN. Es difícil hacer un juicio sobre el libro, pues dependiendo de las creencias de cada uno, sus personajes adquieren un carácter más o menos positivo.

Como podréis ver cada uno de esto personajes tiene su razón para que sea interesante conocerlos y todos a la vez coinciden en el cambio que supusieron en la concepción del mundo tras ellos. Lástima que mi deseo no se cumpla, aunque a través de sus libros ya he llegado a conocerlos.

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