viernes, 24 de abril de 2009

Puagh


Puagh fue una banda de punk que arrancó a inicios de los 90 y se disolvió recientemente. Pero mi entrada no es sobre ellos.

El onomatopéyico título de esta entrada es la sensación que me ha producido el café de esta mañana. Un café robusto y nada arábigo, recomendado para saborear después de comer, entiendo que para paladares embotados de Chinchón y de oreja con patatas.

Descargada la primera andanada, he de ser honesto y decir que el culpable de la desgracia de esta mañana he sido yo. Sí, soy culpable de haber comprado el café en grano mezcla de Mercadona, el cual me habían recomendado como un café más que aceptable para por las mañanas, pero evidentemente no equiparable al Costa Rica que venía tomando.

Soy culpable por no haber hecho caso de mi instinto, el cual intuye cuando un café es malo. Bueno, mi instinto, y mis ojos, pues es tan fácil como observar cuando un café indica que es arábiga (como el de Colombia) o cuando no lo es.

La especie robusta del café es un café de muy segunda categoría que tiene un sabor muy basto y se emplea fundamentalmente para engordar cafés más aromáticos y fuertes de modo que perdiendo algo de calidad, cunda más. Es un café típico de Brasil, aunque he de decir que en la familia de las robusta hay clases y clases. Este de Mercadona debía ser el primo pobre desheredado y recién salido de un penal tras una larga condena a trabajos forzados.

Claro que estaréis pensando, pero si los has comprado tu, ¿de qué te quejas? Pues de eso, de haber caído en una trampa de aroma (el grano huele bien), pero insufrible al paladar. Esa, y sólo esa es la explicación del título de la entrada.

¡Puagh!

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