lunes, 29 de junio de 2009

Felicidades Vidita

Hoy, veintinueve de junio, voy ha escribir una entrada más personal de lo habitual. La razón es que hoy hace doce años que consumé con mi mejor amiga la decisión más arriesgada de ambos, la de formar una familia, y casarnos.

Una decisión como esa no es fácil. El hecho de tomarla suponía el saber que podríamos acabar en cualquier lugar del mundo lejos de todos los nuestros, de todas nuestras raíces, y que en el mejor de los casos, supondría que no compartiríamos nuestra vida diaria con la mitad de nuestra familia. Nunca he visto tanta valentía en nadie.

Doce años no son un tiempo corto, aunque tampoco es nada. Se han pasado volando, en un momento. Dos maravillosos hijos y los avatares diarios, que resolvemos mejor o peor, pero que resolvemos siguen alimentando esto que hemos montado juntos.

En estos tiempos difíciles, sin su apoyo no hubiese podido avanzar, y lucho por que su apuesta valga y de los réditos que ella se merece. A veces, recuerdo que nos casamos sin nada más que las esperanzas de crear algo bueno, sin nada, ni piso, ni futuro.

Sólo espero no haberla defraudado y que siga viendo en mi no al padre de nuestros hijos, sino a su compañero y al que será siempre su mejor amigo.

Felicidades Vidita.

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