He leido esta mañana en el "blog" de Azag una entrada sobre la elección de software libre frente al software privativo.
Soy usuario de software libre porque no creo que sea correcto tener instalado un Windows "pirata" cuando puedes instalados otros sistemas operativos que funcionalmente me permiten hacer lo mismo.
Como no voy a entrar en el debate de si software libre o privativo, pues es equivalente a entrar a discutir sobre martillos de una marca o de otra, paso a exponer lo que pienso sobre la "libertad de elección".
Para poder elegir es necesario tener y conocer las opciones que existen . Hoy en día es muy difícil poder "elegir" software para un usuario corriente dado que el mercado ha aceptado como norma la preinstalación de software cuando compramos hardware, y sólo tenemos una opción en la mayoría de los casos (con lo que la elección no es posible). Por otro lado los fabricantes, de hardware, se han “acostumbrado a descargan” parte de la funcionalidad que debería desarrollar el hardware en el software que lo acompaña (normalmente sólo para Windows), haciendo imposible su uso de otro sistema operativo con su hardware. Esto sucede con el hardware de gama más bajas (y por ello más baratas y con mayor difusión), dado que los de gama media y alta se destinan a un publico más especializado y que busca prestaciones concretas.
Dado que la industria ha llegado a un acuerdo entre los proveedores de hardware y algunos de software, creo que para que exista libertad de elección para los consumidores y usuarios, esta ha de ser impulsada desde los organismos de Consumo, que deben velar por que los consumidores (técnicos o no) tengan a su disposición alternativas que les permitan decidir que necesitan y quieren. Mientras no se obligue a presentar opciones variadas a los consumidores, la cosa quedará como está.
En el caso de los usuarios profesionales (empresas, autónomos y profesionales liberales) estaríamos desde la opción de un consumidor corriente a necesidades muy específicas que deben ser tratadas caso a caso. Es en este punto donde (como profesional) he encontrado siempre que es muy difícil poder encontrar la información correcta sobre las capacidades de cada producto y opción (hasta el punto de ser necesario a veces realizar estudios concretos sobre cada producto), o esta información es tan cara que está fuera del alcance el obtenerla.
Como ya me he extendido bastante, diré que el software libre es tan bueno y tan malo como lo puede ser el software privativo, aunque debido a la enorme bateria de “probadores” que tiene detras, hay opciones de software libre que son muy superiores a sus equivalentes privativos. Esto no es generalizable, pues cada aplicación tiene unas características propias que han de ser analizadas en cada caso, y lo que puede ser adecuado para un usuario, sería totalmente inoperante para otro.
Es en la accesibilidad a la información sobre los productos y los productos mismos, en los que podemos establecer nuestra libertad de elección.
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