Pero, aunque la industria de la celulosa nos ha provisto de tan útiles herramientas, no ha sido capaz de proporcionar a la sociedad de un remedio que disminuya los efectos de otro tipo de incontinencia: la verbal.
Todos sabemos lo dados que están siendo personajes públicos y portavoces varios en excretar en modo de sentencias lo que no ha más que insultar a las medianas inteligencias que conformamos el promedio de esta sociedad. No quiero imaginarme cuanto han de sufrir las mentes más preclaras del país, que han de tener más sensible el sentido.
Espero que encuentre pronto la industria solución a tanta prédica y discurso que nos permita contener los humores no compatibles con una sociedad como la nuestra: democrática.
Te iba a contestar algo mínimamente coherente, pero después de ver y oír la sarta de gilipolleces que ha dicho hoy Camps, no puedo ni articular ni escribir muchas palabras. Señor, qué país. Y luego van de padres de la patria.
ResponderEliminar